Los colores del mundo
Hay tanta hipocresía, por todos lados. Gente que habla, que se cree pertinente, que tiene celular o documento de identidad sin merecerlo, personas a quienes les falta tanta sensibilidad y sin embargo se creen tan personas. No digo que yo lo sea, en absoluto. Sino no daría cuenta de ello. Pero tantas veces no entiendo. Son como espinas, rodeandome por todos lados. Y es inevitable, para donde sea que me mueva (avance, retroceda o me deslice), pincharme con más. Más decepción, más hipocresía.
Pero a la vez están los momentos, esos momentos, sutilezas y las sorpresas escondidas, que realmente deseo encontrar con la más profunda pureza, como cuando quería ganar algún juego hace unos años. Se cuán reconfortable y hermosa es la adrenalina directa e inexplicable en el estómago por alegría. Y quiero moverme, pero cada vez que empiezo todo cae.
(Delaunay, Sin título.)
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