Tuesday, December 11, 2007

Noches de insomnio

Una más. La nada nadea. Nadie en este nunca. Las propias palabras marean.
Silencio.
1,2,3,4,5.
Palabra, sílaba, letras. (Mi mente me pide a gritos un escape de mi).
Acto de habla que impide toda posibilidad de movimiento.
Silencio. Paso del tiempo (miedo, mucho miedo).

6,7,8,no me acuerdo cómo sigue.
Ahora que hay silencio de tumba anhelo hasta el ruidoso smog del 60. Amarillo, rojo, negro.
Ella ya estará durmiendo, no sabe que sus palabras de hoy alegraron las mías de esta noche y de las siguientes. No sabe cuán neurótica y enferma soy.
Si pasara el 60 por la puerta de mi cuarto lo tomaría hasta Tigre, me tiraría al río y nadaría hasta algún país desconocido. Qué pena que no pasa.
En el insomnio se vive divagando sobre la potencial grandeza que nunca será. Melancolía de mi no ser, sufrimiento y afirmación de este ser inútil -tan mío-, vago, fuera de foco y de horarios.
Miro mis pies: con ellos podría patinar o salir corriendo. Quisiera dormir para mañana temprano poder hacerlo. Pero probablemente mañana me despierte "tarde" somnolienta y llena de culpas a este mismo mundo de la nada, al día en el cual el 60 que ahora es deseable es repulsivo.
La soledad es tan mia y a la vez de nadie. No tiene dueño, claro; sin embargo es tan característica de esta noche (de mi cuerpo), de estas noches, de estos meses. Quizás la soledad sea del tiempo. Tal vez hasta sean amantes, por eso es que no puedo comprenderlos (qué curioso), en eso son compatibles.
Dejo acá la laptop porque ese pensamiento finalmente me hizo sonreir. Mejor el punto "pico" de la ciclotimia de mis queridos desvelos.

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